sábado, 26 de abril de 2014

Los móviles ya no son sólo móviles

Recientemente, he intentado aconsejar a algunas personas sobre qué móvil o "smartphone" debían comprarse. Hoy en día existen infinidad de opciones en el mercado, sobre todo desde la llegada masiva del sistema operativo Android al mercado, que ha hecho que muchos fabricantes de hardware tuvieran la posibilidad de hacer "smart" (listos) sus "phones" (teléfonos).

Los smartphones derivan de las antiguas PDAs (Personal Digital Assistant), en un mercado en el que dominaban los "tonto-phones", aparatos que sólo servían para llamar por teléfono y jugar a la serpiente (recordad los antiguos Nokia). Las PDAs eran como una especie de ordenador de bolsillo. En aquellos tiempos, las empresas se mataban para fabricar un móvil cada vez más delgado y pequeño y así responder a la exigente demanda de los consumidores, que se habían hecho sensibles a la pequeñez de los móviles. Las PDAs sólo eran para gente "friki", que quería llevar el ordenador encima incluso cuando salía fuera de casa. Un "PDAdder" (o usuario de PDAs) solía llenar sus dos bolsillos de los pantalones: uno con un móvil y el otro con su querida PDA. Yo fui usuario de una PDA. Inicialmente fui muy reacio a tener móvil pero en cambio muy abierto a las PDAs. Sin embargo, pensé que por qué llevar dos aparatos encima que tenían características muy similares. Los dos tenían pantallas y teclados, con los dos se podía jugar a juegos, incluso los dos poseían una cámara de fotos. De hecho, veía más completa la PDA que el móvil. La PDA me permitía conectarme a Internet y navegar, redactar textos, chatear, etc. Lo único que le faltaba era poder hacer llamadas de teléfono.

Qtek 2020i (2004) (PDA+móvil)
Decidí buscar por Internet una PDA con móvil incorporado. Existían distintos dispositivos con estas características. Me decanté por un Qtek 2020i, que valía unos 600 euros. Los pagué y me llegó el aparato a casa. Lo encendí y (a pesar de un pixel muerto en medio del display LCD, es decir, la pantalla) vi su tremendo potencial. Lo tenía todo: wifi, internet móvil, bluetooth, cámara de fotos, reproductor de vídeo y música, etc. Rápidamente me adapté a este nuevo dispositivo. La gente se reía de mi cuando contestaba las llamadas de teléfono con un aparato de unas 3’5 pulgadas de pantalla. Se burlaban por el hecho de estar hablando por teléfono con un aparato tan grande como si de un ordenador portátil se tratase. Era normal, la gente se mataba por tener el móvil más pequeño existente y yo ahora venía presumiendo de un tocho-móvil. Pero me daba rabia que la gente se riera de mí, yo era feliz con mi PDA+móvil.

Disfruté de 4 años de bonanza con aquel aparato. Era como mi media naranja. Cuando me aburría, jugaba a algún juego (Tomb Rider, Age of Empires, etc) o bien chateaba con alguien por el Messenger o navegaba por Internet (no sólo buscando porno). Un día me fui a esquiar. Evidentmente, mi PDA+móvil vino conmigo. La tenía en el bolsillo del anorak, pero por alguna razón me lo dejé abierto. Se cayó y no la volví a ver más. Fue muy triste. Regresé a los viejos tiempos en los que poseía un tonto-móvil pequeño que sólo servía para llamar por teléfono y jugar a la serpiente. Solía soñar por las noches que aún tenía mi PDA+móvil, pero al despertar me daba cuenta de que sólo había sido un sueño. Luego pasó algo en el mundo. En California, un tal Steve Jobs, director de una compañía llamada Apple, que había resucitado de las cenizas con un aparato llamado iPod, presentó otro aparato llamado iPhone. Era un aparato con una pantalla muy grande que permitía jugar a juegos así como enviar correos electrónicos, navegar por Internet, hacer fotografías y además llamar por teléfono como un móvil. Los iPhone se vendieron como churros. El mundo se dividió entre quien tenía un móvil cada vez más pequeño y quien tenía un iPhone cuyo tamaño, similar al de mi antigua PDA+móvil, no parecía importar. La gente llamaba con los iPhones y nadie se quejaba, pues claro, tenían un iPhone y Steve Jobs había dejado claro que era legítimo llamar con eso. Rápidamente hice mi reflexión. El iPhone no dejaba de ser una versión actualizada de mi querida ex PDA+móvil. Si no la hubiera perdido, ¿la gente seguiría mirándome mal por llamar por teléfono con semejante ladrillo? Empecé a plantearme comprar un iPhone. Sería como recuperar mi vieja PDA+móvil. Pero, por aquella época mi economía no era muy buena y el iPhone valía muchísimo (incluso más que mi primera PDA+móvil). Finalmente no me lo compré.

iPhone (2007)
Esperé un año más hasta que un buen día un amigo mío informático, antiguo defensor de las PDAs y de los móviles por separado, me vendió la idea de un nuevo producto: El teléfono móvil con sistema operativo Android. Era un sistema operativo que Google, la compañía del buscador de Internet, hacía poco había comprado a otra empresa y estaba desarrollando. Mi amigo era un firme defensor de Google y su sistema operativo Android. Decía, que Android era de código abierto a diferencia del iPhone que era muy cerrado. A él, como supongo que a todo informático, le gustaba mucho esto del código libre. Era como si una empresa privada, Google, estuviera liderando un movimiento muy libre y abierto. Realmente tenía muy buena pinta. Me enseño su Andorid y todas sus posibilidades. Me gustó y decidí que yo también quería un Android. Esperé un tiempo, buscando cuál era el mejor Android del mercado. Resulta que Google, a parte de su sistema operativo Android, también les decía a las empresas como tenían que ser los dispositivos que llevaban su sistema operativo. Por aquellos tiempos, Google escogió a HTC, la empresa taiwanesa que más aparatos con Android había producido, para que produjera su primer móvil a gusto de Google. A este móvil se le denominó, Nexus One (sí, como en la película Blade Runner). Yo quería el móvil de Google. Pero luego HTC hizo algo un poco indecente. Además de producir el Nexus One, también empezó a producir un clon llamado HTC Desire un poco más barato y mejor. Como soy un consumidor con un bolsillo más bien humilde, reaccioné a tal iniciativa como cualquier consumidor: “el más bonito y barato”, y compré mi HTC Desire. Ya volvía a tener mi querido aparato entre mis manos después de más de un año de haber perdido el primero. Tenía geolocalización por GPS y me decía donde me encontraba en cada instante y cómo ir a cualquier lugar. Además, siguiendo la innovación introducida por el iPhone, no necesitaba ningún estilete para tocar y marcar en la pantalla. El mismo dedo era el estilete. Era claramente una mejora notable. Me olvidé de mi vieja y perdida PDA+móvil.

HTC Desire (2010)
El HTC Desire me enamoró. La gente no me miraba mal cuando hablaba por teléfono a través de él. Supongo que se habían acostumbrado a ver a gente con iPhones haciendo lo mismo. Estaba tan contento con mi nueva PDA+móvil, que empecé hacer lo mismo que hacía mi amigo informático, convencer a la gente para que se comprara uno. Tuve poco éxito, pues me decían que era muy caro para ser un móvil que no fuera iPhone. El tiempo pasó hasta que a las operadoras móviles se les ocurrió algo, vender PDAs+móviles de la misma forma que habían hecho con los móviles, los vendían por unos 50 euros con un contrato de permanencia de 18 (o 24) meses y unas tarifas mensuales de 30 euros (o más). Además les dieron un nombre muy llamativo a tales aparatos: "Smartphone". Era como si los teléfonos que se hubieran vendido hasta entonces fueran tontos. Como a la gente no le gusta que la llamen tonta, la idea coló. Se empezaron a vender smartphones con Android como churros. Los usuarios de iPhone miraban a los recién conversos al mundo de los smartphones como pobres individuos que aspiraban a tener algo como su iPhone. El mundo se dividió entre la gente que tenía iPhones (el "original" decían) y los que tenían un smartphone Android (donde estaba yo). Evidentemente, aún había gente con tonto-móviles a la vieja usanza. Cabe mencionar también que existía un pequeño colectivo de individuos que usaban unos dispositivos que eran una mezcla entre los viejos tonto-phones y los nuevos smartphones. Hablamos de las Blackberries, pero esta es otra discusión.

Otra cosa que impulsó muchísimo la adquisición de un smartphone fue una aplicación, el Whatsapp. Era una aplicación que según los usuarios te permitía enviar SMSs ilimitados gratis, es decir, toda una revolución. Era la excusa ideal para comprar un smartphone. Además los iphoneros y Blackberriers también podían tener tal aplicación, lo cual significaba una especie de unión entre un mundo dividido. En mi opinión el Whatsapp era lo que era, un chat por internet como ya había sido el Messenger, pero en el móvil. Antes del Whatsapp, con mi antigua PDA+móvil, ya había usado el Messenger, y con mi nuevo Android, usaba el Gtalk de Google (ahora Hangouts). Sin embargo, misteriosamente Whatsapp se ganó una posición privilegiada en la mensajería instantánea por Internet móvil. Qué más daba, la gente se estaba comprando smartphones e iba hablando por las calles, dentro de los coches mientras conducía, etc., con sus tocho-móvil como si nadie se diera cuenta de que hubo un tiempo en el que si tu móvil sobresalía un poco más allá de tu mano, es que no tenias dinero para comprarte un móvil más pequeño.

Poco a poco Android fue mejorando y también su competidor iPhone (o debería decirlo al revés?). Llegó un punto en que se vendían más Androids que iPhones en todo el mundo. Los usuarios de iPhone seguían defendiendo sus iPhones como el "original". Estaban convencidos que Android era una copia barata y que Steve Jobs se inventó el smartphone. He de decir, que en la presentación de la cuarta versión del iPhone yo mismo quedé impresionado. Aquel aparato realmente parecía marcar las tendencias del mercado y Android estar simplemente detrás, siguiendo su estela. Luego pasó algo muy trágico, Steve Jobs, el creador del iPod y el iPhone murió a causa de un cáncer. El mundo entero se conmocionó. Yo también, sentía un gran respeto por ese hombre, que si no era del todo cierto que inventó el smartphone, sí era cierto que le había dado un cambio de rumbo. Que pasaría ahora con el iPhone? Seguiría liderando en el mercado con su líder muerto? La respuesta ha sido la que todos nos temíamos: El iPhone se ha quedado atrás, aunque muchos adeptos aún lo nieguen. Ya no sólo hablo de número de ventas, que esto ya se veía a venir antes de la muerte de Steve Jobs, hablo de innovación tecnológica. El iPhone se estaba desfasando. Todas las pantallas de los smartphones iban creciendo excepto la del iPhone, que se quedaba en 3.5 pulgadas (el tamaño óptimo según Steve Jobs). Samsung empezó a liderar el mercado Android, con un modelo llamado Galaxy. Era un dispositivo realmente potente. En su 4a versión ya tenía una pantalla de 5 pulgadas mientras que el iPhone seguía con sus 3.5 (o las 4 pulgadas en su quinta versión). Hoy en día se habla de que Apple planea no hacerle más caso a su difunto creador e ir hacia las 5 o 6 pulgadas también con sus iPhones. La cosa estaba clara, Apple ya no era líder del mercado smartphone, lo era Android.

Nexus 4 (2012)
La línea de smartphones supervisados por Google, los Nexus ya había llegado a su 4a y 5a versión. De hecho a mi HTC Desire le llegó su hora y lo renové por un Nexus de la 4a versión: todo un gusto para los sentidos. El smartphone realmente se había convertido en "smart" quedando muy lejos de aquellos dispositivos que sólo te dejaban llamar por teléfono y jugar a la serpiente. Reconocían tu voz y entendían lo que decías. Podías pedirles que te buscaran una pizzeria o que te recordaran que tenías que hacer alguna cosa en algún momento. Te alertaban de si aquella mañana el tráfico para ir al trabajo era denso o no. Cosas impensables hacía menos de una década.

Pero después de todo esto, la gente sigue llamando a estos aparatos "móvil" y siguen diciendo cosas como: "yo no me gasto ni un duro por el móvil. A mí que me lo regale la operadora". En parte esto es culpa de las estrategias de venta de las operadoras que han subvencionado de forma encubierta los móviles desde los inicios de los tiempos. La gente no está dispuesta a pagar por el aparato que más usa durante todo el día. Se comprarían un navegador GPS de 200 euros, un reproductor MP3 de 100 euros, un ordenador portátil de 400 euros, una cámara de fotos de 250 euros sin ningún problema, pero por un smartphone que tenga incorporado todo esto y más, según ellos, no merece la pena gastar ni un duro, "a mí que me lo regalen".


Y aquí es dónde yo estallo. Por favor, yo me gasté 600 euros en mi primera PDA+móvil y fui muy feliz hasta que la perdí. Y ahora la gente no quiere soltar ni un céntimo en el aparato que ha cambiado sus vidas. Además, Google, ha hecho grandes esfuerzos para que un smartphone decente, como el Nexus, de alta gama, valga la mitad que un iPhone o Samsung Galaxy, y aún así me encuentro gente diciéndome que no lo quieren, que es demasiado caro y que no vale la pena pagar por tenerlo. Me gusta la gente y la raza humana (con sus pequeños defectos) pero ¿cómo puede la gente decir semejantes estupideces? ¿Por qué no piensa la gente? ¿Es culpa de esta sociedad consumista, que nos ha hecho perder los valores? Simplemente os pido que un día salgáis al campo sin nada y empecéis a pensar qué es lo primero que vais a usar cuando regreséis a la civilización y cuanto os habéis gastado por ello. Si os habéis gastado más dinero por otras cosas que usáis mucho menos, es que tenéis una crisis de valores. Espero que os sirva de algo mi historia.

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